La vida es arte

La vida es arte

lunes, 12 de octubre de 2015

Pero que sea en nàhuatl

Hoy se celebra el dìa de la raza en España, dìa del respeto a la diversidad cultural en Argentina, dìa de la hispanidad en varios paìses de Amèrica. En Nicaragua se conoce como el dìa de la resistencia indìgena. Hay mucho que leer en estas fechas, desde los que celebran sin saber nada, hasta los que critican esta fecha como una fiesta de hipocresìa y fatalidad para con los aborìgenes.

Por hoy, querido Sancho, no me voy a dirigir a vos con tu nombre, sino que en esta ocasiòn seràs Sanxopoxtli Panzatl, porque ¡vamos, es el dìa de los pueblos de Amèrica! Y yo, amigo mìo, estoy muy de acuerdo con dicha celebraciòn, pero con la connotaciòn que se le da en Nicaragua, donde, creo yo, tiene el nombre màs adecuado para la ocasiòn. 


Muchos empezaràn a postear en sus muros de las distintas redes sociales un simple y llano "Feliz dìa de la raza". No estàn siquiera al tanto de lo que significa o el compromiso de esto. Primero porque no es el nombre correcto, como ya se dijo antes. Ademàs, no estàn al tanto siquiera de la historia respecto a este hecho. Sin embargo, ante la necesidad de atenciòn, hay que poner de manifiesto el "orgullo indìgena".

Otros, en cambio, empezaràn a decir que no hay nada que celebrar, porque Colòn trajo no màs que el fin de una era de libertad para nuestros aborìgenes, aquel fatìdico 12 de octubre de 1492. Pero, hermano, Sanxopoxtli, què bueno serìa que estos que critican lo hicieran en nàhuatl, vestidos con huipil, con la cara pintada, y bebiendo pinol... que no lo postearan en su facebook, sino que lo tallaran en una piedra, y que no pasaran el resto del año calzando y vistiendo modas del Viejo Mundo, hablando del Barsa o el Madrid, sin seguir a Nadal o Federer, ni probando las delicias de sus vinos, sin practicar futbol y que empiecen a practicar el tlachtli de nuestros Mayas.



Si las crìticas no fueran del diente al labio, ya se habrìa abogado por que el nombre de nuestra moneda nacional dejara de ser Còrdoba, que tambièn era español, y que empiece a llamarse Darìo,  Diriagèn, o cacao; que Amèrica deje de llamarse asì y que la nombren Moctezuma, Viracocha.

Hoy es un dìa que debe estar centrado en la lucha de los indìgenas, a los que el resto del año no recordamos, un dìa para que los muros se llenen de imàgenes de nuestros ancestros, un dìa para volver a leer la historia, un dìa para redescubrir el nàhuatl,  y tal vez asì celebrarìamos de verdad, y dejarìamos de hablar de lo que no comprendemos. 



Celebro pues esta fecha, no por la llegada de los españoles a la civilizaciòn de nuestra Amèrica,
porque era una cosa inevitable, y bien pudo ser de cualquier otro imperio. Celebro que nuestros ancestros lucharon, celebro la cultura y el legado que nos dejaron, celebro que los niños aùn salen de sus casas en esta fecha vestidos de traje folclòrico, celebro que en Nicaragua aùn se està arando el alma desde la identidad nacional (aunque sea muy somero).


sábado, 10 de octubre de 2015

Reflexión en la ventana del bus

Vas en el bus, amigo Sancho (los burros modernos), y te ha tocado el lado de la ventana. Estás ante la ocasión de ver tu pasado, analizar tus errores, reprocharte si es posible, empezar una discusión con vos mismo internamente, mientras los demás van con la vista al frente, idiotizados en los videos obscenos que se van pasando en el nuevo televisor instalado en el bus para matar el aburrimiento de sus pasajeros. En pocas palabras, la vida te da hoy la oportunidad de reflexionar.

El bus empieza su marcha y la terminal se aleja detrás, hacia los lados pueden verse las últimas casas de la ciudad, y se abre paso la soledad en el paisaje venidero. Ves hacia abajo y la línea blanca parece correr a la par del bus, y más allá el pasto se deforma por la velocidad del vehículo. Todo parece indicar que es el momento justo para empezar con las cavilaciones.


Tantas cosas hay para poder aprovechar este viaje que recién ha comenzado, y que no mucha gente se atreve a disfrutar. Podrías empezar por echar una mirada al horizonte a lo lejos, desde ahí, desde el vidrio, se pueden apreciar las montañas que coquetean con alguna nube, nube quizá negra que te avise que la lluvia pronto te obligará a subir ese vidrio. 

Por algún motivo empieza a haber música al fondo, no del monitor tonto que sigue mostrando videos de banda o de reggaetoneros al frente del bus, sino en tu mente, un susurro, un violín, un piano, un grillo, lo que sea, pero es música al fin. Y comienzan entonces los temas serios a pasar por tu cabeza.

Quizá veás unos niños jugando a la orilla de la calle, si acaso eso es posible, porque vos sabés que ahora los niños no salen a jugar, prefieren ver la tele o el celular. Y vendrán a tu mente quizá aquellos juegos de tu infancia: el ángel de la bola de oro, cuartel, el mundo al revés, quién la anda, el escondite... tanto juego. Y pensarás que te hace falta ese tiempo cuando había menos preocupaciones.



Empezarás a crecer nuevamente desde tu asiento, y tal vez la lluvia empiece a caer. Entonces vas a subir el vidrio y verás con tanta curiosidad cómo se va empañando poco a poco a causa de la humedad. Y afuera un par de novios en su moto acelerarán porque no quieren quedar empapados, y vos vas a pensar que alguna vez quisiste estar con alguien especial bajo la lluvia. Tal vez te dé la tentación de escribir su nombre en la ventana del bus... y quizá lo hagás.

Pasarán muchos, muchos pasajes de tu vida ante tus ojos, tantos problemas que te están agobiando en ese justo momento, pero el aire se siente un poco más liviano a la orilla de esa ventana. Tal vez las penas bajo la lluvia se confunden con las lágrimas del cielo. Entonces llorar no será tanto problema, pero no, no se puede dentro del bus, los demás lo notarían, sería vergonzoso; bueno, eso si notan tu llanto, porque recordemos que van pendientes de la música estúpida del monitor.


Sería una mejor idea empezar a pensar en el futuro. Sí, esos planes que has hecho y que aún no has tenido tiempo de realizar, porque no te has dedicado suficiente tiempo para vos mismo, amigo Sancho. El estudio o el trabajo te han consumido tanto que no te habías dado cuenta que te estás perdiendo de las cosas lindas de la vida, las cosas agradables, más agradables que el dinero, cosas pequeñas como ir al lado de la ventana en un bus pensando en el futuro, en tus sueños y ambiciones, en tu felicidad por alcanzar, en los viajes por realizar, en el éxito venidero.

Pudieras pensar en cosas más profundas aún, podrías ver el arco iris que empieza a aparecer en señal de que la lluvia cesará, preguntarte dónde estará su origen, y su relación con el agua y el sol, el sol mismo que ilumina, el pequeño fotón que llega a las plantas, y las plantas que son un laboratorio, y la botánica, la ciencia, el mundo, la humanidad, la historia, el cataclismo, el tiempo, el fin... pero el fin te ha llegado primero, amigo Sancho, porque ya el bus llegó a su destino.



Es momento ahora de bajar del bus, y continuar con la rutina de la vida. ¿Será acaso la vida una rutina luego de estas profundas reflexiones? Nadie lo sabe, pero ojalá sea distinta al menos para vos, amigo, que tuviste la dicha de aprovechar esa bendita ventana del bus que la vida misma te ofreció no por azar, sino porque la necesitabas... Y ahora no volverás a ver de la misma manera cuando te sentés en el lugar donde va la ventana, porque sabés que en él siempre habrá tiempo para aprovechar el viaje y arar tu alma.


viernes, 9 de octubre de 2015

Los jóvenes están muy solos

Dice una frase que los jóvenes son el futuro de nuestra sociedad, otros aseguran que son el presente... y no sé hasta qué punto esta frase es positiva o negativa. Lo cierto es que afirmar algo así es darles un gran reto a los que pertenecen a esta generación, que a parte de recibir los grandes fracasos de las generaciones pasadas, está construyendo su propia torre de cartas. 

Los jóvenes, querido Sansón Carrasco, están muy solos. Y te das cuenta de ello cuando desde una banca del parque los ves pasar siempre en grupos. Tienen miedo de enfrentarse al mundo por sí mismos, no quieren ver a la soledad de frente, y esto los ha llevado a tomar actitudes, desde su personalidad en formación,  que les encajen en la sociedad actual aunque los aleje de su propósito verdadero: la felicidad.


Los jóvenes están solos, por eso tratan de usar sus redes sociales, que siempre han existido, pero que se han vuelto populares hasta ahora que llega la era digital, cuando se abrieron las puertas para que más y más personas se pudieran "conocer" en todo el mundo. ¿Cuál creés, amigo Carrasco, que sea la intención de buscar tanta atención en los muros de Facebook?, ¿el pedir tanto "me gusta"?, ¿el dichoso "like y te publico"?, ¿las fotos mostrando más de lo necesario? La razón de esto no es el aburrimiento, es la soledad. Los jóvenes le temen a la soledad.

Dejemos a un joven en soledad, sin acceso a redes, y necesitará atención psicológica. Pero qué importa eso si también los que tienen acceso a la red la necesitan. No logran hacerse a la idea de que el mundo no está girando en torno a ellos, que no son importantes para alguien, no soportan estar fuera del foco de atención de la sociedad, no encajar en ella.

Los jóvenes están más que solos, y no les gusta. ¿Qué hay de la manera de vestir?, ¿la música que escuchan?, ¿los temas absurdos de los que platican? Me preocupa que cada día que pasa, nuestros muchachos usen menos la materia gris, y se dejen llevar más por las hormonas. Todo expresa una profunda soledad, un enorme temor a quedarse a un lado, porque el mundo demanda que encajés en el sistema. 



Los jóvenes están muy solos, y sus padres muy tristes, porque la familia ya no es familia, porque los problemas les han superado, porque la rebeldía se vende en todos lados, y porque la inmadurez siempre cree ser capaz de tomar las mejores decisiones.

Si los jóvenes son el futuro de nuestra sociedad, entonces que empiecen a forjar su propio camino, que cambien el rumbo de nuestra desgastada humanidad, que no tengan miedo, que sepan que hay alguna mínima esperanza en ellos, que dejen de esconderse en la superficialidad y se animen a ser ellos mismos, a construir un mundo mejor. Que lo hagan ahora antes que llegue ese futuro y tengan que enfrentarse aparte de la soledad, a la tristeza de no haber sabido qué hacer con su vida.


Aremos nuestra juventud, y sembremos en ella la semilla del pensamiento crítico, otra de autoestima, y una más de moral... y dejemos de ser títeres, Sansón, ya no seamos títeres. Finalizo pues dejándote este video, que entre risas y bromas dice muchas verdades. Te dejo con los grandiosos Les Luthiers, que te lo explicarán mejor




jueves, 8 de octubre de 2015

Las cosas a medias

Hoy quiero invitarte a que te detengás a pensar, bueno, a medio pensar. Si bien es cierto que el hombre es un ser social y sociable, como habíamos dicho en entradas pasadas, también lo es que este lleva dentro de sí a un ser un tanto egoísta y egocéntrico. A través de la historia ha tenido que disfrazar el egocentrismo para poder construir sociedades, reinos, imperios, todo esto manteniendo ocultos sus intereses (no siempre, a decir verdad).

Pero al ser humano le gustan las cosas a medias, no se permite ver enteramente lo que es y lo que no es, prefiere el "puede ser". Esta actitud de los cincuenta por ciento la ha mantenido en casi todos los aspectos, desde el político hasta el religioso (que a veces también es político), el deportivo, profesional, entre otros.

Digo que vemos las cosas a medias, amigo mío, porque utilizamos únicamente una lente para observar, y siempre hemos considerado que nuestra opinión es un dogma y no puede o debe ser contradicho. Nos gusta buscar las debilidades ajenas sin fijarnos en las nuestras, o bien magnificamos las cosas negativas de los que se oponen a nosotros y minimizamos lo bueno que tengan. Todo esto ocurre por el mismo espíritu de egocentrismo y la media visión que tenemos.


Muchos ejemplos hay en la historia, mismos que han llevado a desarrollar las grandes revoluciones, invasiones, guerras y más. Las religiones, por ejemplo, han dividido al mundo entero con el canto de que cada una de las partes del mosaico es la que tiene la verdad, y bajo este canto se han promulgado grandes empresas que han marcado negativamente a la humanidad, como la inquisición, la comercialización de la fe, las falsas profecías, entre otros. Hoy por hoy el mundo las ve con desprecio. Sin embargo, para los que critican, no pueden obviar también el hecho de que la misma religión ha servido a muchas personas, sea con la caridad, educación, alojamiento, servicios de salud, y tantas cosas más.

La ciencia, por otra parte, ha logrado tanto desarrollo y cada día avanza más en todos los ámbitos que se propone. Los grandes saltos que se han dado desde el siglo pasado a este, en las últimas décadas, han demostrado que lo imposible pronto será un término obsoleto. Sin embargo ha tenido también sus atrocidades, mismas que se han pasado por debajo de la mesa, para que nadie se escandalice.  Sólo por citar algunos casos pienso yo en el proyecto MK Ultra, el escuadrón 731, el experimento Philadelphia, el experimento del sueño, los campos de concentración nazi, entre otros.



Por eso digo yo que deberíamos ver las cosas desde todos los puntos de vista posibles, antes de poder emitir un juicio errado. Y pudiera citar aún más cosas que traten de los artistas, de los escritores, de los políticos y más, pero con estos dos ejemplos anteriores que hoy por hoy tienen profundas heridas, basta, querido Sancho. Eso lo comentaremos quizá otro día.


Yo te invito pues, amigo mío, a formarte un criterio, una opinión y saber manifestarla, porque así como lo dicen por ahí, todo lo bueno tiene algo malo y todo lo malo algo bueno. Aprendamos pues a sacarle lo bueno a cada cosa, porque siempre habrá, hermano, gente que dé la cara con orgullo por un sector en decadencia, y me refiero a músicos como Marley, ateos como Chaplin, cristianos como Francisco, y políticos como Mujica. Mientras exista gente así, el mundo verá algún futuro menos ominoso. 




Aremos la vista, querido Sancho, mientras me acompañas a la Ínsula Barataria... donde serás embajador y tendrás que aprender a ver bien, desde todas las perspectivas.

lunes, 5 de octubre de 2015

De las preguntas con respuestas estándar

¿Te has detenido a pensar alguna vez, amigo Sancho, en que la gente vive demasiado distraída buscando cosas grandes y se pierde los pequeños detalles? Yo también lo he pensado, porque yo me he perdido muchos. Pero hay algo que me inquieta más, y es el hecho de que la vida hoy está diseñada para vivirse de una manera fija, monótona, sin variantes, regular... casi con código de barras.

Dentro de las cosas que caracterizan a este tipo de vida, se hallan las preguntas de respuesta estándar, esas preguntas que hacemos nada más por costumbre, por mero protocolo, o simplemente para iniciar una conversación. Se asemejan a la cortesía del "hola", "adiós", "que le vaya bien". Algunas de estas preguntas -las más frecuentes, de hecho- son: "¿qué has hecho?", "¿y la familia? ", "¿Cómo te va?".


Si te detenés a pensar, hermano, cada una de estas preguntas se hace esperando que los demás nos respondan de la misma manera siempre: "nada, lo de siempre", "todos están bien", "estoy bien". Pero la gente no comprende al parecer la importancia que pueden tener estas preguntas, ni el impacto que pueden provocar en quienes son interpelados. Es una cuestión interna... pero sigue estando ahí.

Normalmente, si anda todo normal y monótono como siempre, respondemos rápidamente, sin pensarlo, por impulso "está todo bien". Pero, ¿qué ocurre cuando estamos pasando por graves problemas o disgustos? Ya ves, amigo Sancho, en esas ocasiones esas preguntas nos obligan a preguntarnos a nosotros mismos en cuestión de segundos "¿cómo estoy yo?", y la mayor parte del tiempo, respondemos que todo está bien, todo para no causar preocupación al romper el esquema.


¿Has preguntado alguna vez a alguien cómo está y te ha respondido que está mal? ¿Su respuesta te tomó desprevenido, verdad? Inmediatamente surge la preocupación en vos y vienen las nuevas preguntas que no tenías planeado hacerle: "¿Por qué'", "¿qué te pasó?". Y tratamos de animar a la otra persona. Pero el ser humano siempre trata de no provocar este tipo de sentimientos en los demás, y busca la soledad en sus momentos difíciles. 

Y como te decía, la gente vive muy ocupada, tratando de reaccionar en su propia medida a la gran cantidad de información que recibe cada día, por eso ha creado este tipo de preguntas y respuestas, para poder darse algo de ánimos en el camino. Sin embargo, hemos descuidado tanto esto que ya no nos preguntamos nosotros mismos cómo estamos, hasta que al fin aparece alguien que nos cuestiona, y entonces recordamos que nuestros sentimientos estaban ahí.


La próxima vez, amigo, que le preguntés a alguien cómo está, no lo hagás muy rápido, hay que hacer un énfasis. Quizá entonces te toque consolar a alguien, y habrás sido de más ayuda que los que preguntaron apresuradamente. Ayuda, amigo Sancho, a arar el alma de los demás.




Filogenia del hombre y la oveja

 En cierta ocasión, querido Rocinante, un hombre llamado Jesús, el Mesías, que había venido al mundo para salvar a la humanidad -cosa de la cual mejor hablamos en otro momento-, se entristeció al ver al pueblo judío porque "eran como ovejas sin pastor". Precisamente de eso es de lo que quiero hablarte hoy, rocín, amigo, del increíble descubrimiento al que mis observaciones me han llevado: el ser humano es pariente de la oveja.


Cuando Darwin, tras un largo tiempo de observación, publicó su teoría de El origen de las especies, la civilización se encaminó a una era de grandes y graves descubrimientos. En esa teoría se plantea que el ser humano, el homo sapiens sapiens, comparte la misma filogenia de los homínidos, o digamos los simios... ¡los monos pues! Su teoría se basaba en la observación de las similitudes entre las distintas especies, lo que le llevó a pensar como única respuesta a esas semejanzas, en la evolución.

Y siendo que Carlitos se basó en la observación, yo también tengo mis propias observaciones respecto del ser humano y las ovejas. Por eso, creo yo, el ser humano, amigo Rocinante, comparte el mismo origen de la oveja. Te voy a explicar brevemente tres de los motivos por los cuales pienso esto, y te darás cuenta que tengo razón.

Ambos siguen a la mayoría

Por increíble que parezca, el hombre es el ser más fácilmente influenciable, y aquello que lo hace superior a los demás, la inteligencia, a veces es su más grande debilidad. Los humanos, igual que lo hacen las ovejitas, siguen a la manada, porque son sociales y sociables. No soportan la soledad, y necesitan hacerse notar. Los verás por eso vistiendo como su artista favorito, por muy ridículos que se vean, apoyando a candidatos a la presidencia sin haber visto el plan de gobierno, acusando a las demás religiones porque su líder lo hace también. Muchas cosas más pudiera decirte en este punto, pero mejor te dejo eso a vos.


A ambos los quieren solo para quitarles la lana

Esto es una situación transitoria... ¡Pffffff! Bien, después del chiste anterior hay que pensar en que viene uno y otro y otro a tratar de aprovecharse del "pensante" ser humano, y justamente logrando meterse en su percepción, en su interpretación de las cosas, es como logran tenerlos en la palma de su mano. Las grandes empresas del mercado lo saben. Por eso se invierte tanto en la psicología de las masas, en el control de la percepción humana y se nos han creado necesidades que antes no hubiésemos imaginado. A las ovejas les pasa igual... y al final del día, siguen confiando en el pastor.

Ambos se conforman con el mismo pasto de siempre

He conocido historias de algunos que han decidido romper los paradigmas y buscar alternativas. Pero como bien lo sabés, estamos condicionados desde que nacemos. Ortega y Gasset lo decía "Yo soy yo y mi circunstancia". La gran mayoría de los hombres se han quedado pensando que sólo deben continuar un ciclo que se repite una y otra vez. Y van igual que las ovejas viendo al suelo esperando hallar el pasto de siempre, sin mayores ambiciones. 


Por esas tres razones es que pienso yo que las ovejas y nosotros somos parientes muy cercanos. Obviamente, amigo mío, lo anterior no tiene base científica -aunque podríamos preguntarle a Dolly si esto es verdad-, pero me resulta muy divertida la comparación. Quizá un día lo demostremos y nos demos cuenta que no solo descendemos de los simios, o de las ovejas; a lo mejor descendemos hasta de las cucarachas (¿será, estimado Franz?).


Mientras tanto, sigamos arando la mente, para que cada día nos controlen menos. Y seguro te preguntarás si esto de las ovejas aplica a toda la humanidad... no, en realidad no, esto aplica más que todo a los de abajo... porque los de arriba, amigo mío, esos vienen de los lobos. 

domingo, 4 de octubre de 2015

El día que Humpty Dumpty y Sombrerero no celebran

En Alicia a través del espejo y lo que Alicia encontró allí, se narra un pasaje en que Alicia se encuentra con Humpty Dumpty -vos sabés, el famoso huevito inglés (que originalmente no era un huevo)-, y este viste una corbata, que le regalaron los reyes en ocasión de su no cumpleaños. En la película, Alicia se topa con Sombrerero a la hora del té, y este se halla celebrando la misma ocasión del no cumpleaños. Queda demostrado cómo los filmes cortan grandes partes de los libros y mezclan otras.  ¡Ah, pero se me olvidaba que los que no leen los libros no se dan cuenta de los cambios! Sigamos pues.



Siendo que hoy es el cumpleaños de mi hermano, me vino la nostalgia y empecé a recordar tantas cosas que se  viven en esos días tan especiales. Quizá para Humpty y Sombrerero no sea algo importante y decidan por eso celebrar el resto de los días del año... pero seamos sinceros, a vos y a mí sí nos importa. Tal vez sea porque nos sentimos queridos, porque experimentamos la extraña sensación de hacer de este un año mejor, o simplemente porque no somos un huevo o un pequeño hombre loco.

Mucha gente dice que no le gusta complir años, porque no saben si alegrarse por un año más de vida, o sufrir por uno menos de los que les restan. Pero como dijera alguien por ahí, uno empieza a morir cuando nace. Por eso, querido Sancho, estas fechas se aprovechan al máximo. Cumpleaños hay uno solo, como dice el mismo elegante huevo.




Es verdad que el resto del año nos la pasamos hastiados, molestos, y hasta enemistados con los demás. Pero si este día hay oportunidad de una tregua, ¿por qué no hemos de aprovecharla? Puede ser que mañana no tengamos ya la dicha de que alguien recuerde nuestra venida al mundo, cuando estemos en el extranjero, en un manicomio, en un hospital, en un asilo, o simplemente cuando ya los demás se hayan ido. Entonces extrañaremos esos momentos en que nos daban un pequeño presente.

La gente se pasa la vida buscando la felicidad y no se detiene a disfrutarla ni un solo instante. Pero hay un día en el año en que es pecado dejar de disfrutar. Ese día es tu cumpleaños. Y no podés permitir que la alegría de esa fecha esté en dependencia de otros, porque ese día es tuyo. Y nosotros que queremos alegrarte el día, no podremos hacerlo si tu genio no nos lo permite, así que colaborá con tu propio bienestar. 

Te invito pues, hoy, querido amigo, a que hagás memoria de tu cumpleaños más alegre, o el menos triste. Y si aún no lo has tenido, este que se aproxima tiene que serlo. Y viví, amigo, de tal modo que la gente recuerde no sólo tu cumpleaños, si no también el día en que este mundo tuvo que despedirse de vos, a sabiendas que se nos iba un gran ser humano.



Si hoy  es tu cumpleaños, entonces ¡te felicito! y si no lo es, entonces Humpty Dumpty, Sombrerero y yo te deseamos ¡Feliz no cumpleaños! 




Vayamos arando el alma y sembremos buenos recuerdos. Todo esto, amigo, mientras avanzamos hacia los molinos.

sábado, 3 de octubre de 2015

Mis padres y los nombres locos

Yo fui el primer hijo de la familia, por razones varias del destino. Me aventuré a conocer este mundo la primera madrugada de diciembre del '95. Para entonces mis padres eran dos jóvenes (y vaya jóvenes) y estaba muy de moda buscar los nombres de los hijos en La Biblia. Ellos, como buenos cristianos, decidieron continuar con la costumbre en lugar de inventarse un nombre con las combinaciones de los suyos, que imagino yo habría sido algo como Carmar, Javilore, Marca, Lorenier, o cosas semejantes, puesto que sus nombres son Carmen Javier y Martha Lorena. 


En el afán de encontrar un nombre bonito empezaron a ojear La Sagrada Escritura una y otra y otra vez. Se detuvieron en el libro de primera de Crónicas, donde se hallaban los hijos de Benjamín (y pienso yo que con el nombre de Benjamín habría estado bien). Tras ver una  y otra vez, decidieron que mi nombre sería Béker. El miembro más nuevo de la familia entonces se llamaría Béker, ¿qué significaba? Nadie lo sabía.

Así pasó la infancia, y cierta parte de la adolescencia sin que yo me diera cuenta del significado de mi nombre. Un día se me ocurrió buscarlo, y con la espina en la mente me fui al ordenador, accedí al Google y me dispuse a iniciar mi investigación, así de fácil como nos resulta en estos tiempos de cosas rápidas. No me fue difícil dar con el origen de mi extraño nombre.


Resulta que mi nombre tiene origen hebreo, cosa que era de esperarse estando en la lista de nombres que ponían los judíos. Al parecer la gente de aquellos tiempos tenía un humor extraño, y se querían reír cada vez que llamaran a sus hijos. ¿Por qué les digo esto? Bueno, resulta que mi nombre significa "panadero". Sí, eso, panadero. ¿Y qué sé yo de hacer panes? ¡Nada! ¡No sé nada de panadería!

Yo iba contento por el mundo sin tener un nombre extraño de esos inventados por la gente de ahora. Pero mi nombre tiene un significado más raro aún de lo que hubiera esperado. Por eso te advierto, amigo Sancho, cuando le pongás nombre a tus hijos fijate bien en el significado del mismo. No has de querer que él se acompleje cada vez que se acuerde de ello, a menos que nunca le entre la curiosidad de saberlo.


Pongamos nombres bonitos, sencillos, fáciles de pronunciar... y aremos el alma de nuestros hijos.

Araré el aire... y el alma

El 99% de las especies que poblaron nuestro planeta se han extinguido.  Nosotros hemos sido culpables de varias de esas extinciones. A medida que ha avanzado la historia, el ser humano ha ido dando forma, casi cincelando con cuidado, a una obra nefasta, grotesca y lapidaria: el infortunio. Hemos hecho tanto daño y tan poquito bien para el resto de especies que comparten nuestro aire.

Todo lo anterior se ha venido a combinar con la generación de idiotas que Einstein profetizaba, misma que ya ha llegado. Imaginate, hermano, que hay tanta preocupación por la vida fuera de este planeta, mientras la que tenemos acá nos la estamos fumando. Tenemos más casas que hogares, más contactos en Facebook que amigos, más mensajes de texto que pláticas, y decimos ser una sociedad. Nos gusta la idea de la felicidad, pero no queremos construirla; nos gusta tener sueños, pero nos conformamos con lo que tenemos.

Qué triste resulta que los jóvenes ya no lean, que ya no platiquen, que ya no piensen. Vos y yo, amigo Sancho, podemos cambiar el rumbo que lleva nuestra especie. Que nuestras plazas se llenen de cantos a la vida, que nuestras vidas se llenen de hermandad, que creamos menos cada día en las fronteras, y aprendamos a amar. Pero que todo este cambio empiece por vos y yo, quijotizando la vida, o haciendo preguntas de Principito, para darle mayor sentido. Vos y yo, hermano, haciendo el bien a los demás...


Es hora de hacer un alto en el curso de la humanidad. Necesitamos un mundo con menos armas y más guitarras, con menos lágrimas y más sonrisas, con menos jefes y más líderes. En este siglo en que la imagen ha ganado tanto terreno en nuestras vidas, es necesario también que el alma tenga una buena nutrición. El mundo necesita más que solo cosas, porque las cosas, como las especies, son pasajeras.

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Aremos el aire... y el alma.